Triste noticia para los medios de comunicación y para la prensa del corazón en particular. El querido periodista Hilario López Millán ha fallecido este jueves, según ha desvelado en Twitter su amigo Albert Castillón.
De 78 años, el también cantante y escritor ha muerto a causa de una "deshidratación extrema", según ha contado el propio Castillón.
"Hace unas horas ha muerto un genio de la radio y de la copla, mi amigo Hilario López Millán. Una deshidratación extrema terminó con uno de los grandes de la comunicación. Mi pésame a su marido Alberto. Descansará junto a su madre y su amiga Rocío Jurado", ha escrito Castillón.
Por su parte, el también periodista Aurelio Manzano ha querido despedirse de su compañero y amigo a través de un mensaje en redes sociales: "Adiós mi querido Hilario López Millán. Maestro, generoso, buen amigo y mejor compañero. Ahora tu gran amiga, Rocío Jurado te estará esperando para cantarte una de sus coplas. Un beso para Alberto, tu compañero de vida y mi cariño...".
López Millán estaba unido a Alberto desde hace más de 45 años, formalizando su unión hace casi 20 años.
El veterano periodista nunca, jamás en la vida -hay que recalcar todo- traicionó a sus grandes amigas, entre las que destacaba por encima de todas Rocío Jurado, a quien conoció cuando era una cría junto a Juan de la Rosa, su mano derecha.
Antes de que los dos hicieran el servicio militar voluntariamente se enteraron que en el tablao El Duende, de Gitanillo de Triana y Pastora Imperio, actuaba un chiquilla con mucho arte oriunda de Chipiona. En aquellas noches ya pretéritas, Luis Miguel Dominguín y Ava Gardner, que paseaban su amor sin remordimientos, se quedaban asombrados por aquella prodigiosa voz. Hilario y Juan escribieron la primera carta que la Jurado recibió de un fan y, a partir de ese momento se cimentó una amistad truncada por el fallecimiento de La más grande en 2006. Tampoco hay que olvidar a otras íntimas, como Lola Flores, doña Concha Márquez, Carmen Sevilla, Juanita Reina y tantas, tantas mujeres con duende.
La relación con Juan de la Rosa fue de amor y respeto incondicional. Cuando se casó con Alberto en 2007 iba a ser uno de los invitados de honor, pero su enfermedad le impidió asistir a Barcelona. El viaje de novios lo pasaron en el tanatorio porque falleció a raíz de las complicaciones de un cáncer de piel.
Sin un ápice de maldad, Hilario ayudaba a todos, valoraba el talento joven y como profesional se comía la pantalla. Él fue un pionero en los programas de corazón televisivos. Fue con La palmera, que presentaba Jordi González, en lo que fue su primer gran paso en la pequeña pantalla. Y qué decir de su trabajo junto a gigantes como Luis del Olmo o Albert Castillón, a quienes quería como hermanos.
En los últimos meses estuvo muy pendiente de Alberto, su marido, a quien conoció hace 46 años por casualidad "en un bar de Barcelona ya que aquella noche había quedado con unos amigos y, de repente, me fijé en él. Y él se fijó en mí. Fue amor a primera vista porque desde ese momento no nos separamos", confesó a quien escribe estas líneas en 2021. Siempre callaba lo que le pasaba porque pensaba y se desvivía por los demás, como así ocurría con Alberto, que últimamente ha estado muy delicado de salud. Hilario estuvo al pie del cañón hasta el último aliento. No le falló. Era su alma gemela.
En su trayectoria de casi seis décadas conoció a los más grandes. Desde su querido Hellín, que siempre tenía en la boca porque se enorgullecía de esa tierra albaceteña, se recorrió todo el mundo. Trató a Luis Miguel cuando era un adolescente, vio bailar el Martinete a Antonio el bailarín y fue testigo del romance entre Paco Rabal y Emma Penella en aquel Madrid de cuento.
La noche en la que los amantes salían de un conocido tablao, el protagonista de Los santos inocentes (1984) tuvo un aparatoso accidente de coche que a punto estuvo de desfigurar el rostro del galán. Emma salió prácticamente ilesa, pero él estaba aterrado de perder esa cara que le había dado fama de Casanova. Por eso, cuando llamó a su íntimo amigo Luis Buñuel, le recomendó un doctor en Francia que le reconstruyó su cara. De ahí la conocida cicatriz que le hizo aún más sexy.
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